EMPRENDER EL VUELO




Como portadores de oscuridad, desconocemos el porqué de todo el peso que soportamos y por ello esta se agarra a nuestros corazones como caparazón de tortuga, limitando todos y cada uno de nuestros movimientos. Así un creciente desorden gobierna nuestra vida, mermando nuestra capacidad innata de tomar decisiones e impidiéndonos con rigidez emprender cualquier cambio, ligeros de movimientos.

Pero llegará el día en el que el peso de este caparazón se nos haga insoportable, tanto que no podamos quedarnos sentados por más tiempo aferrados a este dolor. En ese preciso momento decidiremos coger distancia, desprendernos de él, desplegar nuestras alas y emprender el vuelo. Pero sabemos también que no es posible permanecer en el aire, flotando para siempre, porque la carga de todo lo aprendido nos tira hacia abajo una y otra vez, obligándonos de nuevo a aterrizar sin poder remediarlo.

Debemos entonces ser conscientes de que cada vez que emprendamos el vuelo, cometeremos errores y tendremos recaídas, pero también que solo así, volando fortaleceremos nuestras alas y perfeccionaremos el vuelo y en algún momento conseguiremos dejar definitivamente atrás la fuerza que nos paraliza.

Como portadores de oscuridad viviendo una experiencia de luz, debemos recordar, que cada vez que estemos en pleno vuelo, surgirán los traspiés de nuestra incertidumbre, pero también que poco a poco y con esfuerzo aprenderemos a librarnos de todos ellos, hasta que ya no nos impidan volar libres y sin ningún tipo de peso sobre nuestros corazones.

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