Yo soy,
ese faro que emerge en medio del océano,
oculto tras la niebla espesa,
y que aun oculto nunca deja de iluminar.
El silencio y las tempestades no me apagan,
mi llama está dentro, protegida de todo ello,
esperando incansable el inmenso abrazo del sol y del mar.
Lucero de noche pero también del día,
espejo profundo que se pierde en el mar,
y evita naufragios sin que llegues a tocarme.
ese faro que emerge en medio del océano,
oculto tras la niebla espesa,
y que aun oculto nunca deja de iluminar.
El silencio y las tempestades no me apagan,
mi llama está dentro, protegida de todo ello,
esperando incansable el inmenso abrazo del sol y del mar.
Lucero de noche pero también del día,
espejo profundo que se pierde en el mar,
y evita naufragios sin que llegues a tocarme.
Yo soy,
esa torre de balcón redondo
que cumple su misión en la tierra,
sin sucumbir a los vientos ni en las mareas.
Yo soy,
criatura prodigiosa,
de arquitectura y posición incomparable,
ser vivo que crea paisaje en la oscuridad.
La que cuenta las estrellas que nos guían,
y los arcoíris que comienzan y nunca terminan,
los que se abren como caminos,
tras los barcos que se alejan.
Yo soy,
diamante de luz que nunca se apaga,
que gira para llevar luz a lo que no logra ver,
cuerpo oscuro y esbelto,
de sereno anhelo inquebrantable.
Yo soy,
la que guardo en mi interior
toda la magia de este mundo.
Yo soy,
ese faro
que en soledad
vive iluminado.
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