IN MEMORIAM


FERNANDO INSUA LOUREIRO


Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas
que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos
que nos llevan siempre a los mismos lugares.

Es el momento de la travesía.
Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado 
siempre al margen de nosotros mismos.

Fernando Pessoa



El pasado Viernes santo, Maite, una compañera de nuestra escuela del CEMPFE me comunica el fallecimiento de nuestro amigo y hermano Fernando. Estaba en el puesto de trabajo, me senté y solo pude pensar “Padre, acógelo bajo tu protección”. Concluía para mí, de forma brusca y repentina, una gran esperanza que llevaba acumulando desde hace unos años de poder contar con él, de nuevo, en nuestra escuela espiritual de la que fue, junto a mí, fundador y núcleo principal. Esta gran esperanza, que nunca he abandonado, concluía de forma repentina en aquel momento. Ya no podrá ser. Ni tampoco nunca podré saber el motivo por el cual Fernando decidió abandonar nuestra escuela. Los caminos del Espíritu son inescrutables y nadie puede llegar a saber con certeza sus senderos personales.

Desde el momento en que recibí la irremediable noticia, siento unos deseos irrefrenables por manifestar algo sobre Fernando que además me sirva de alivio y desahogo para gestionar mi dolor.


Conocí a Fernando, y un grupo de amigos más, a principios de los años 80, durante unas conferencias de espiritualidad que se prolongaron por un tiempo. Dado el interés del grupo por el mundo espiritual y los conocimientos que conllevaban, decidimos crear un grupo de estudio, reuniéndonos en una cafetería de vez en cuando, estas reuniones fueron creciendo y dada la respuesta tan positiva decidimos buscar un local para reunirnos todos los viernes a las 20h. Allí comentábamos los temas que nos interesaban y fuimos organizando cursos públicos totalmente gratuitos. Con algunos, que no perdían ningún viernes, constituimos en grupo núcleo, decidiendo de forma más seria constituir una escuela de conocimiento espiritual pública, abierta a todo aquel que quisiera conocer los cursos que íbamos dando: Filosofía Esotérica, Kábala, Religiones, etc. Todo aquel que quisiera participar en nuestros cursos eran libres y gratuitos y legalizamos la escuela sin ánimo de lucro, costeando los gastos de local entre nosotros.


Así sigue nuestra escuela desde entonces, hace más de 30 años, abierta a todo aquel que quiera conocer nuestra enseñanza espiritual, compendio y síntesis de todas las enseñanzas espirituales con el objetivo de quien tenga inquietud conozca y, entre todos, se mantenga actualizado con todos los movimientos espirituales y conocimientos que van surgiendo. Ese ha sido y sigue siendo nuestro objetivo.

A lo largo de 30 años hemos mantenido nuestro espíritu librepensador abierto a compartir el conocimiento de cualquiera que se acerque a nuestra escuela sin importar que religión o filosofía procese, simplemente compartir y debatir nuestros diferentes puntos de vista plurales y siempre destinados a nuestra autorrealización personal y enriquecimiento espiritual. Por nuestras aulas han pasado diferentes congregaciones y diferentes filosofías, acudíamos a presentaciones públicas de católicos, rosacruces, protestantes, etc. Y de todos aprendíamos.

El bagaje de todos aquellos que hemos manifestado nuestra fidelidad a la escuela es amplio y enriquecedor para todo aquel que quiera compartirlo a través de cursos y actividades de todo tipo y signo. Y en ello seguimos.

Después de organizar jornadas de religiones en los locales de la antigua Caja de Ahorros y dos más sobre medicinas alternativas alrededor de los años 90, y alguna experiencia radiofónica, decidimos entonces, trabajar para la escuela y seguir organizando cursos públicos y gratuitos pasando por nuestras aulas todo tipo de gente y de personas con más o menos inquietud espiritual que iban formando parte de nuestro grupo que siempre ha sido incluyente y nunca excluyente.

Todos los años celebramos la cena de navidad con todas aquellas personas que quieran participar y en la cual damos lectura de las ultimas enseñanzas de los maestros espirituales y en donde se expresan algunos consejos para el próximo año.

Fue en la cena de navidad del año 2008, espero no equivocarme, en la que observamos a Fernando un tanto serio, amable, correcto, pero nada más, no era el Fernando habitual. No lo hemos vuelto a ver, coincidimos con él un par de veces en el Aeropuerto, y como siempre, amable solicito y correcto, pero nada más, nada dijo de su actitud y nosotros decidimos adoptar por el silencio respetando al máximo su decisión y no agobiarle con nuestros deseos de que volviéramos a vernos, esperando que algún día decidiera volver o por lo menos explicar que ocurrió.

Nos hemos quedado con la esperanza prisionera en nuestro corazón.

Hace unos años, hemos editado un libro resumen de aquellas cosas más importantes que hemos aprendido “20 LECCIONES DE ESPIRITUALIDAD” que en breve será puesto en nuestro Blog para uso y provecho de todo aquel que lo desee.

A pesar de su colaboración en este libro, Fernando, en el momento de publicarlo, alrededor del año 2012, declinó ser citado como autor y nosotros, como siempre, respetamos su decisión.

La última vez que vimos a Fernando fue en el entierro de su madre (Septiembre del 2015) nos abrazamos, le pregunte qué tal estaba y me contesto -“bueno, voy tirando”-, -“estamos aquí para lo que necesites de nosotros”- le dije. Y después de un fuerte abrazo, terminó la escena. Allí estaba el grupo, con Fernando, como siempre resueltos y llenos de esperanza en verlo más a menudo.

Lo esperamos a la salida de la iglesia, tardó un rato en salir y allí, esperamos charlando entre nosotros, por fin sale y lo note un tanto sorprendido, nos dedicó unas palabras, me imagino que con alguna intención. -“uno llega un momento que necesita romper con todo, aislarse y respirar”-. Comprendí su proceso, nadie dijo nada, nos despedimos y nunca pude sospechar que aquel abrazo sería el último. La divinidad ha querido que así fuese. Yo me he quedado con la vida y su recuerdo y él con mi abrazo eterno.

Fernando no era consciente de sus valores, de sus virtudes, que eran muchas, yo le decía muy a menudo, -“Si fueras consciente de tu valía no se te bajaría la autoestima tanto”-, -“eres el alma del Cempfe, el Cempfe sin ti pierde el 90% de su valor, yo puedo ser la parte intelectual, pero tú la intelectual y la de gestión, para la cual yo no sirvo”-. Miraba para mí y sonreía. El Cempfe sin él fue otro, los que quedamos sentimos su deterioro, tuvimos que buscar la fuerza necesaria por todas partes, gracias a la divinidad, fuimos resistiendo y con la poca fuerza que nos queda, seguimos sobreviviendo.

En algún momento tendremos que, ambos, darnos explicaciones. Yo no sé si mi respeto fue excesivo, intente comunicar con él varias veces y no ha sido posible, de cualquier manera mi intención era que cumpliera con su decisión libremente sin influencias que pueden ser agobiantes en esos momentos, que pasara su crisis, si así era, para, después, retomar. Viviré siempre con la incógnita, nunca podrá ser. En algún momento, como en el caso de Bécquer -“todo cuanto los dos hemos callado, lo tendremos que hablar”-, o en el de M. Hernández. -“Tendremos que hablar de muchas cosas compañero del alma, compañero”-.



Fco. Javier Brea Rguez.
(Coordinador del Cempfe)

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